EL VEHICLE ELÈCTRIC NO IMPLICA LA REDUCCIÓ D¡EMISSIONS DE CO2

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Los malos humos del coche eléctrico
El impulso de estos vehículos no implica la reducción de emisiones de CO2. Los llamados «supercréditos» recogidos en la legislación europea permiten a los fabricantes vender 3,5 vehículos de altas emisiones por cada coche eléctrico en el mercado
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Los malos humos del coche eléctrico
Vehículos totalmente verdes
Para lograr una mayor participación de la electricidad renovable en el mix energético los vehículos eléctricos pueden desempeñar un papel importante, ya que combinan largos periodos de conexión a la red con una gran capacidad de almacenamiento en sus baterías. Éstas podrían cargarse en las horas «valle» con electricidad generada con energía eólica y en las horas «punta», cuando la demanda es alta y el vehículo se encuentra aparcado pues el usuario suele estar en el puesto de trabajo, la red podría abastecerse de esas baterías.
Para ello los coches deberán estar equipados con sistemas de medición a bordo (contadores). Estos les ayudarían a gestionar la entrada de electricidad y, principalmente, se cargarán cuando estén disponibles en la red excedentes de electricidad renovable. En este sentido, ya se están desarrollando prototipos de contadores (como el de la imagen, de Coulumb Technologies) que son capaces de discriminar cuándo hay o no energía renovable en la red y en función de ello cobrar un precio u otro. Así, la tarifa «after hour» (de noche) saldría más barata porque es cuando cae la demanda y puede entrar el excedente renovable.
ARACELI ACOSTA | MADRID
«El vehículo eléctrico ha nacido hoy en Europa», dijo el pasado martes el ministro de Industria, Miguel Sebastián, a sus homólogos europeos reunidos en San Sebastián, quienes acordaron preparar una estrategia común para impulsar este tipo de vehículos en la Unión Europea. Los puntos esenciales de ese plan de acción, según lo discutido en San Sebastián, serán estimular la demanda y estandarizar los sistemas de recarga en toda la UE.
Según explicó Sebastián, se trata de una oportunidad muy interesante para la industria europea en cuatro campos esenciales: industrial, ya que representa el futuro del sector del automóvil europeo; tecnológico, con la creación de nuevas redes inteligentes de recarga de las baterías; medioambiental, ya que «no emite dióxido de carbono» (esto dependiendo de dónde provenga la electricidad con que se recarga); y energético, porque permite a Europa seguir apostando por las energías renovables.
Compensar emisiones
Sin embargo, en estos momentos el coche eléctrico «nace» viciado. Y es que hay una perversión en el sistema. La legislación comunitaria existente en materia de emisiones de CO2 de los automóviles es deficiente puesto que permite a los fabricantes utilizar las ventas de vehículos eléctricos para seguir compensando la producción de automóviles extremadamente contaminantes. Así, los llamados «supercréditos», contemplados en esta legislación, permiten a los fabricantes vender 3,5 vehículos de elevadas emisiones por cada coche eléctrico que vendan, sin que esto afecte a su objetivo global de reducción de las emisiones de CO2.
La legislación lo que hace es poner límites a las emisiones medias de cada fabricante, no del vehículo, por tanto según el catálogo del fabricante las emisiones se compensan entre unos modelos y otros. Esto puede dar lugar a una paradoja, como ya ha estudiado la consultora CE Delft. Así calculan que si se llegara a cubrir un 10 por ciento del total de la venta de coches con vehículos eléctricos, las emisiones de CO2 del sector automovilístico europeo podrían aumentar un 20 por ciento. Para Sara Pizzinato, responsable de la campaña de Transporte de Greenpeace, «si no se modifica la legislación, el impulso del coche eléctrico nos llevará a obtener un resultado muy diferente del esperado».
Además, Pizzinato explica que el Gobierno español «debe garantizar que en los planes de fomento del coche eléctrico de la UE se incluyan medidas que aseguren la introducción de vehículos eléctricos inteligentes, que se recarguen con energía verde a través de una red eléctrica inteligente». De lo contrario, «sólo aumentaría la demanda de electricidad generada con carbón y nuclear», añade.
Y es que nuestro sistema eléctrico se basa en fuentes convencionales (20% nuclear; 30% gas natural; 18% carbón) por lo que actualmente cargar uno de estos coches supone seguir emitiendo CO2 a la atmósfera. Si bien es cierto que el motor eléctrico es ya de por sí mucho más eficiente que un motor de combustión, además de no producir contaminación local ni ruido, no será hasta que haya objetivos más ambiciosos de renovables en el mix energético cuando los vehículos eléctricos serán verdaderamente de «cero emisiones». Para Alejandro González, responsable de Cambio Climático y Energía de Amigos de la Tierra, «si las personas conducen coches eléctricos sin importar si se abastecen de una fuente insostenible, seguirán aumentando las emisiones».
El futuro pasa por que estos coches se alimenten de los excedentes de las energías renovables en la red eléctrica. La energía eólica, por ejemplo, es una de las formas de generación que no puede ser recortada en periodos de baja demanda, como la noche, cuando lo que no se consume se pierde. Asimismo, estos coches servirían para equilibrar la curva de carga de la red gracias a la tecnología V2G («vehicle to grid», del vehículo a la red), en la que los automóviles aparcados funcionarían como pequeñas baterías de las que la red podría abastecerse en las horas punta, cuando la demanda es alta y el usuario se encuentra en su puesto de trabajo. En este caso, los vehículos eléctricos serían totalmente «inocuos».
Esto es importante para nuestro país, donde las emisiones del transporte son las que más crecen. Tanto es así que de todo el crecimiento en la UE entre 1990 y 2007 el 25% corresponde a España, según Ricardo Fernández, de la Agencia Europea de Medio Ambiente. Por tanto, reducir las emisiones del transporte y generar más energía limpia son las partes de una doble ecuación que se resuelve despejando una sola incógnita: el desarrollo de coches eléctricos totalmente verdes.
Contadores y puntos de recarga inteligentes
Para lograr una mayor participación de la electricidad renovable en el mix energético los vehículos eléctricos pueden desempeñar un papel importante, ya que combinan largos periodos de conexión a la red con una gran capacidad de almacenamiento en sus baterías. Éstas podrían cargarse en las horas «valle» con electricidad generada con energía eólica y en las horas «punta», cuando la demanda es alta y el vehículo se encuentra aparcado pues el usuario suele estar en el puesto de trabajo, la red podría abastecerse de esas baterías.
Para ello los coches deberán estar equipados con sistemas de medición a bordo (contadores). Estos les ayudarían a gestionar la entrada de electricidad y, principalmente, se cargarán cuando estén disponibles en la red excedentes de electricidad renovable. En este sentido, ya se están desarrollando prototipos de contadores (como el de la imagen, de Coulumb Technologies) que son capaces de discriminar cuándo hay o no energía renovable en la red y en función de ello cobrar un precio u otro. Así, la tarifa «after hour» (de noche) saldría más barata porque es cuando cae la demanda y puede entrar el excedente renovable.